Un pequeño trenzado que atraviesa el mango del rebenque fija a la presente manija con dos botoncitos en sus extremos, por (a) y (b), dejando libre por consiguiente en toda su extensión, a dicha trenza, que a los ojos profanos, no se explican la manera de cómo fue hecha.
Al mirar el presente grabado, se puede observar, que, mientras la mano izquierda sostiene la labor efectuada (la vulgar trenza de tres) la mano derecha va imprimiendo movimientos al resto del trenzado; que se traducen en vueltas por los espacios indicados por la hebra que teje. A medida que avanza el trabajo, la parte superior del mismo aparece perfecto y en cambio la inferior, a pesar de seguír los movimientos, como he dicho, con la derecha se van retorciendo los tientos, pero cada cinco vueltas se enderezan y se pueden peinar como si recién se comenzase. Es bonita labor, empleada en las manijas de rebenques y arreadores y pocas veces en las frenteras de las cabezadas.
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